Por un
momento, me gustaría no pedirle a la máquina que concede los deseos, suponiendo
que exista, una novia de buen ver, ni una casa enorme con establos. Me
encantaría malgastar dicha oportunidad para ver cómo sería yo si no hubiera
conocido nunca a nadie a mi alrededor, sin leer una opinión que cambie mi
parecer, sin recordar una melodía que conmocione mi sensibilidad. Me encantaría
saber cómo se hubiera desarrollado mi personalidad por sí sola, deambulando por
el edén como un Adán sin su Eva y sin un Dios que le diga que es el bien y que
es el mal.
Sería curioso
comparar esta personalidad genuina y anacoreta con la que tengo ahora, saber en
qué medida la sociedad y sus herramientas han intercedido en nuestra evolución personal.
Saber si soy realmente yo, lo que el destino más puro tenía reservado para mí,
o si tal vez estoy viviendo en la piel de un producto que poco a poco se ha ido
limando con el contacto exterior. Quisiera saber si sería más feliz, si estaría
más pleno, o si por el contrario me sentiría más cómodo luciendo este disfraz
que entre todos eligieron por mí.
Como es
gratis pedir, también me gustaría que el proceso no fuese artificial, que no se
realizara dentro de una probeta, para dar un toque humano a la cuestión, y que cerca
de mí hubiese más humanos como yo, deshumanizando el toque. Ellos camparían a
sus anchas sin que pudiese verlos, sin escuchar sus voces, sin notar sus pasos,
sin que me toquen, sin que tengan la ocasión de alterar mi interior, ése que
entre todos han sepultado bajo tierra a una distancia tan grande que se me
aventura imposible comenzar a excavar.
Aunque
pensándolo bien, si contemplamos el principio del experimento y consideramos el
período de gestación de mi nueva y solitaria personalidad, ¿recibiría algún
patrón de conducta en el cálido vientre materno? ¿Por el cordón umbilical fluiría
algo más que el rojo de mi sangre? Es más, ¿aquel día que mi padre acaricie el
vientre descubriré alguna emoción que no estuviera intrínseca en mi desarrollo?
Demasiadas pequeñeces que adulteran el objetivo, no puedo arriesgar ahora que
estoy a tiempo. Tendré que imponer un reinicio de la personalidad en el momento
de salir al exterior, olvidar todos y cada uno de los devaneos incontrolables e
insalvables del útero.
Antes de que mi
verdadera personalidad comenzara a expandirse, me deberían depositar en algún
lugar donde pueda ser libre, un lugar lleno de vida y que evite el contacto
directo con todo lo que huela a humano. El bosque será un gran lugar donde
desarrollarme pleno. No estaría de más pedir la equidad de las tonalidades que
dan color al bosque, ya que cualquier inclinación hacia un color en concreto
sería fatal para el experimento. Un predominio del verde haría que mi sentido
de la realidad, la objetividad plena, estuviera enturbiada por un ligero
destello de positividad y energía que tal vez no estaba en mi carga inicial. O
tal vez, un predomino de los tonos rojizos me convirtiera en un ser
excesivamente pasional e idealista, y aunque estuviera en mi destino serlo,
vería al resto de colores con una perspectiva previamente subjetivizada. Tampoco
creo que fuese una buena idea que se me arrebatase la visión o que sólo
existieran el blanco y el negro, quiero asimilar todas las posibilidades que nos
ofrece este mundo. Así pues, en el bosque tendría que haber un reparto preciso
en cuanto a gamas de colores, dando por cierto que lo haya y se pueda llevar a
cabo. No quisiera meterme en planteamientos tan avanzados cuando el mío se
trata de un juego tan inofensivo y simple.
Imagino que
por un razonamiento análogo, la cuestión de los colores habría que extenderla
también al reparto de especies animales y especies vegetales; el número de
machos y el número de hembras; días de calor y días de frío; horas de luz y
horas de oscuridad; días de lluvia, días de viento, días de nieve y días de
sol… Todo sea por lograr un entorno completamente objetivo que me permita
crecer en plenitud con la única guía del uno mismo, de lo que realmente se es,
de lo que verdaderamente soy.
Ahora que
pienso, supongo que para un bebé tan pequeño e indefenso, no será fácil mantenerse
en el bosque, puede ser en cualquier instante pasto de las crueles garras de
las fieras. Además, ¿cómo se alimentaría? Sinceramente, no veo a mi ser bebé
cazando a una bestia, despellejándola y después asarla al fuego. Si el hombre
tardó la tira de años en inventar útiles de caza y el fuego, ¿cómo demonios iba
a hacerlo un bebé en sus primeros días? Menudo despropósito de ocurrencia,
tendremos que reiniciar la personalidad en un punto donde la persona tenga la
capacidad y la madurez para valerse por sí misma. ¿16 años? ¿25 años? ¿40 años?
¿De dónde sacaremos la capacidad y la madurez para ponérsela a mi ser recién
nacido de interior? ¿Seremos capaces de elegirlo de manera que no le
modifiquemos?
Que
complicado es todo, no puedo hacer el experimento desde el comienzo de una
manera pura, ni tampoco usando el reinicio de la personalidad. Lo peor de todo es que si tenía alguna esperanza
de lograrlo escribiendo, creo que he vuelto a naufragar. Yo mismo me habré cambiado
un poco más mientras escribía, y no sé si desde mi interior o desde el
exterior. No sólo hay que luchar con mujeres embarazadas, bosques y técnicas de
reinicio de personalidad, sino que ya no te puedes fiar de ti mismo…
En fin, creo
que tendré que conformarme con pedir que la temperatura del mar donde habita
esta gota de agua sea cálida y que las olas que lo mecen la lleven a las
orillas de una isla llena de sirenas, que aunque me alteren, seguro que lo
hacen para bien.
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Fuentes de Inspiración:
Gloria Bendita - Mario Díaz (canción)
Si Miro A Los Demás - Con Mora (canción)
Las Intermitencias De La Muerte - José Saramago (libro)
Todo Parece Ir Bien - RadioZ (canción)
He Decidido - Benito Kamelas (canción)
Gloria Bendita - Mario Díaz (canción)
Si Miro A Los Demás - Con Mora (canción)
Las Intermitencias De La Muerte - José Saramago (libro)
Todo Parece Ir Bien - RadioZ (canción)
He Decidido - Benito Kamelas (canción)
La búsqueda del yo, hay veces que es complicada.Pero...¿ y si pidiendo el desdeo, este se realizara de tal manera, que todos los obstáculos quedaran salvados ?
ResponderEliminarBueno... Es una posibilidad, pero los deseos, creo, no admiten contradicciones y este experimento está lleno de ellos... Gracias por leer y escribir!
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