12 de noviembre de 2019

Sueños fritos

Ayer soñé que era una croqueta de puchero. Estaba hecho de hilos de pollo, tropezones de garbanzos y restos de tocino. Mi creador, el que me había cocinado en una sartén de aceite hirviendo, me servía en una bandeja junto con otros hermanos croquetas. Mi aspecto era inconfundible: tenía el cuerpo cubierto de costras negras por haberme frito de más. Con preocupación observé cómo el resto de croquetas desaparecían entre gritos de horror y yo permanecía sobre la bandeja. Nadie me comió y acabé en la nevera tiritando de frío. Cuando desperté del sueño, no sabía si meter mi cabeza en el microondas o lanzarme al contenedor de residuos orgánicos.

Por eso, en solidaridad con su terrible destino, he tomado una decisión: lloraré de cínica rabia cuando vuelva a devorar a una de mis deliciosas compañeras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario