Desde que me mudé de casa, he sido
víctima de los antojos y extravagancias de una familia de muertos. La vivienda
era modesta y los techos de basta altitud remarcaban su antigüedad. Además de
la cercanía al centro y al puesto donde calentaba el culo, al que entre mis
allegados me refería como trabajo, me atrajo su ínfimo precio. Al parecer la
vivienda llevaba vacía diversos años y los intentos por buscar inquilinos
habían sido infructuosos, desatando la frustración y el enojo entre dueños e
inmobiliarias.
Una vez superados los trámites
legales e instalado junto a mis pertenencias –un cortaúñas, un abrelatas y una
bolsa de agua caliente–, descubrí la verdad sobre el alojamiento: en sus
ventanas habitaban una serie de espíritus que se dejaban reflejar en los
espejos con forma de fantasma. He de decir que, a pesar del estupor inicial,
conmigo tuvieron un comportamiento exquisito. Se trataba de la familia de
antiguos propietarios, ya extinta, que al ser de un convencimiento conservador
y actitud recelosa, vigilaba que la casa donde habían nacido, crecido y muerto
generaciones enteras se mantuviera decente. Al principio, me resultó grata la
compañía, intercambiábamos impresiones banales, narrábamos bellos recuerdos y
discutíamos con energía sobre la actualidad política, economía, técnicas de
cultivo o sobre las novedades de la escena trap.
Tiempo después, se tornaron insoportables: me daban órdenes sobre cómo vestir,
con quien ir, que comer, y se empecinaban en que emprendiera una serie de
reformas estructurales de la casa que me dejarían en la ruina.
Así pues, no tuve más remedio que
llamar a los mismísimos Cazafantasmas. Les pedí que fumigaran la casa y así
expulsar a la colección de espíritus y apariciones. Después de meses de espera,
cruces de llamadas y una factura a todas luces abusiva, se han dejado al
fantasma de la abuela. Esta, ya sin la supervisión del resto de miembros, no
cesa de lanzarme piropos y picardías. Una vez más queda demostrado que se
cumple el tópico: coge fama, y échate a dormir con la abuela.
jajajaja. Un hartón de reír. Muy bueno.
ResponderEliminarMe alegra hacerte reír! Mil gracias por entrar, leer y comentar! Abrazos!!
EliminarSaludos! buen contenido literario atentamente sybcodex..
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