Hay historias que solo
piden las palabras justas para ser contadas, las cuales requieren envolturas de
un tejido holgado para no aprisionar el arraigo de sus emociones. Hay historias
que traspasan la piel sin salir de otra piel, que son traslúcidas para las
miradas claras. Hay historias que no necesitan reinventar para desbordar
personalidad, que retratan la vida sin renunciar a ningún color. Una de esas
historias es Elisa Frente Al Mar, una obra que invita a sumergirnos en las corrientes
de la intimidad al ritmo que marcan las mareas, ocultando y dejando ver su fondo
de forma periódica. Su carácter cercano destila una melancolía vibrante que,
junto a un estilo directo, conforma un relato conmovedor y cautivador.
La
novela está firmada por Clara Asunción
García, quien se dio a conocer en el año 2011 con la novela El Primer
Caso De Cate Maynes, que combina el género policiaco con dosis de sexo
y sarcasmo, extendida por una segunda parte titulada Los Hilos Del Destino en
2014. Entre medias de las andanzas de la detective Maynes, la autora publica
dos aventuras de mayor calado sentimental tales como La Perfección Del Silencio
y Elisa
Frente Al Mar. Cabe destacar que esta última ha traspasado fronteras,
siendo recientemente traducida al francés como Face À La Mer. Además, la
escritora ilicitana cuenta con una buena colección de relatos seleccionados en
recopilatorios junto a otros autores consagrados donde demuestra su versatilidad
con la pluma.
De
esta forma, Elisa Frente Al Mar nos transporta a un faro sobre un
acantilado sinuoso donde el viento susurra recuerdos y los funde sucesivamente
con el presente de Valeria, Elisa y Nuria. La trama principal se centra en la
evolución de la relación amorosa entre estas dos últimas, el descubrimiento de
su sexualidad, los prejuicios de la sociedad, el sexo cándido, la aceptación y
el rechazo de uno mismo, los miedos que conducen hacia la autodestrucción y la
nostalgia imperecedera. Cercana a Nuria se encuentra Valeria, quien se erige como
su particular voz de la conciencia, acicate ante sus dudas, paño de lágrimas
ante los desengaños, pero sobre todo fiel amiga. La desgracia de un entorno
familiar violento se cierne sobre ella y su relación con Nacho, lo cual agrava la debilidad de Nuria.
Una
de las principales virtudes que posee la novela es la de despertar la convicción
de la existencia del amor verdadero, mediante las vivencias e incuestionables
reflexiones de sus personajes, bajo un punto de vista no superficial. Es la
elaborada psicología de los personajes, el nivel de profundidad al que se invita
al lector a ser partícipe, el que logra ese punto de credibilidad y coherencia.
El enamoramiento, rozando la obsesión, de Nuria por Elisa y su sentimiento de
culpa ante el trágico destino de Valeria personifica el alcance intimista de la
obra, reforzado por el hecho de ser esta la narradora de la trama.
“Encontrar raciocinio en el amor, qué
estúpida. ¿De qué está hecha la luz cuando incide sobre una gota de rocío? ¿Qué
nombre recibe? No hay un nombre para algo así.
Sí, hoy he reconocido seguir enamorada de esta mujer, Elisa,
pero, ¿es real o fruto de un anhelo agazapado durante años? ¿Qué siento ante
sus palabras? ¿Miedo a una nueva decepción? ¿Ha logrado, por fin, esta Elisa
madura, romper el espejo? Ya no es una adolescente; ya no tiene veinticinco
años. Ha tomado decisiones y sé ahora que algunas de ellas la han conducido
hasta aquí. Sí, me confieso aún enamorada, pero, enamorada, ¿de quién? ¿De la
idea de Elisa, más que de la verdadera Elisa? ¿De la Elisa que he guardado
dentro de mí todo este tiempo con avaricia y rencor? ¿La amo? ¿O lo confundo
con añoranza, con una construcción quimérica que lleva su nombre?”
Otra
de las gratas sorpresas de Elisa Frente Al Mar es su estilo
narrativo, al alternar vivencias del pasado con las del presente de una manera
no convencional y sólida. Su estructura se podría comparar a abrir las capas de
una cebolla hasta llegar a su corazón. Y es que el entramado principal queda
expuesto en los primeros capítulos, pero, prescindiendo de cualquier tipo de
linealidad de los acontecimientos en las dos líneas temporales, tiene lugar un
progresivo enriquecimiento argumental que relativiza de manera magistral la
reiteración de ciertos pasajes, convirtiendo a cada vuelta de tuerca en
indispensable. La escritura empleada es accesible, forjando un ritmo ágil y
consistente con la temática, aunque hay espacio para citas memorables.
“Acepto la enfermedad, acepto la catástrofe
natural, el azar mal dado. No acepto la mano del hombre”.
“¿En qué está pensando esta tía? Llevar la
goma de las bragas apretada tiene sus consecuencias, alguien debería decírselo”.
Por
tanto, partiendo de una temática que pudiera parecer anodina, Elisa
Frente Al Mar brilla de manera singular hasta permanecer reluciente en
la retina del lector. La humedad de sus marejadas y tormentas es de la que cala
con o sin chubasquero. A pesar de haber atinado con la extensión y dejar entrever
ciertas tramas elididas,
es una verdadera lástima que el libro se devore en un suspiro. Seguro que en
breve nos lanzaremos a destripar otros de su autora.
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