Entre estafadores de
poca monta, mujeres al borde de un ataque de nervios y policías que sólo
obedecen a la ley que les dictamina su propio ego, se desenvuelve una marabunta
de aventuras y desventuras protagonizadas por el célebre Comisario Montalbano.
En la sexta tentativa de esta inagotable saga, Andrea Camilleri ofrece una obra liviana en cuanto a formas, con un
ritmo trepidante que derrocha una mezcla de acción, humor y giros inesperados. El
Olor De La Noche se sirve del género policíaco como vehículo para dar
una visión del mundo genuina, donde fuera de los clichés convencionales, el
falso cinismo y lo políticamente correcto, reside la implacable y, a veces,
dolorosa verdad.
Para
hablar de Andrea Camilleri es inevitable
hacerlo también del Comisario Montalbano –nombre escogido en homenaje a su extinto
amigo Manuel Vázquez Montalbán–, protagonista de una serie de más de veinte
obras, la cual salió a la luz a mediados de los años noventa y que aún hoy se
sigue reproduciendo a ritmo de más de un título por año. A pesar de confesar
que el peso del personaje llegó a extenuarlo hasta el punto de querer
asesinarlo, el propio autor ha revelado en entrevistas que la obra final está
escrita desde hace una década y que verá la luz cuando al siciliano, de más de
noventa años, no le queden más fuerzas para seguir desempolvando la pluma. La
saga ha derivado en un éxito sin precedentes que ha situado al italiano en top
ventas de su país, llevando a Montalbano a la pequeña pantalla en uno de los
mayores éxitos de audiencia de la historia de la televisión pública italiana.
Pero
no sólo de Montalbano vive Camilleri,
quien además ha firmado otra treintena de obras que suelen enclavarse en torno
a su Sicilia natal, por las que discurren altas dosis de costumbrismo, crónica e
ironía, entre las despuntan La Temporada
De Caza (1992), La Concesión Del
Teléfono (1998) o La Muerte De Amalia
Sacerdote (2008). Un detalle que sorprende al revisar la bibliografía del
autor, es la explosión creativa que registró alcanzada la senectud,
concentrando en ella la inmensa mayoría de su bibliografía. De hecho, de haber
mantenido ese endiablado ritmo de publicación durante toda su carrera,
estaríamos ante el autor más prolífico de todos los tiempos. Destaca también su
dilatada carrera como guionista, director de teatro y televisión, así como su
compromiso social y político desde posiciones marcadamente de izquierda.
Así
pues, El Olor De La Noche nos sitúa entre las localidades sicilianas
de Vigàta y Montelusa, donde ha saltado por los aires la clásica estafa
piramidal. Un grupo de personas invierte una cierta cantidad y en pocos meses
reciben jugosos intereses con el dinero procedente de nuevos inversores, repitiendo
este proceso de forma sucesiva hasta que el cabecilla, Giulio Cosentino, decide
huir con el dinero y los pánfilos clientes que soñaban con fortunas
provenientes de la nada se dan de bruces con la amarga realidad. El círculo del
negocio lo cierran tres empleados, entre los que discurren mortales rencillas y
pasiones que sobrepasan con creces la barrera de lo demencial. El objeto de la
investigación parece claro: descubrir si Cosentino ha tenido éxito en su
intento de huida o si bien un cliente poco amistoso lo ha mandado al otro
barrio.
Aunque
no recae el peso de la investigación sobre él, en un arrebato de simple
curiosidad y sana diversión, el Comisario Montalbano decide involucrarse en el
caso por su cuenta y dejar así en evidencia la nulidad y la testarudez de los
investigadores principales, quienes apuestan por la indispensable colaboración
de la mafia. Entre tanto, el lector descubre la singularidad del carácter del
comisario mediante su incontrolable arrojo, su determinación frente a la
mediocridad de su entorno laboral y su brillante clarividencia ante la
estupidez social.
“–Coño.
Todo por culpa de la televisión –dijo Montalbano.
–¿Qué pinta aquí la televisión?
–Pinta mucho. No hay telediario que no
te bombardee con la Bolsa, el Nasdaq, el Dow Jones, el Mibtel, la Pollatel...
La gente se impresiona, no entiende ni torta, sabe que se corren riesgos pero
que se puede ganar, y se arroja en brazos del primer estafador que pasa: deja
que yo también participe en el juego, déjame participar. .. En fin, ¿qué idea
te has formado?”
Aunque
la trama principal se centre en la búsqueda de Cosentino, Camilleri deja espacio para que su personaje estrella se
desenvuelva en otras facetas, enlazando estas con las entregas precedentes de
la saga. Salvo Montalbano muestra un apetito desmedido y un gusto exquisito por
la cocina tradicional, se deshace por aparentar que es más que nadie y le
hierve la sangre ante el más mínimo signo de poder quedar en evidencia. En el
apartado sentimental, aparentemente se muestra como un tipo frío y distante a
su pareja, pero tras la armadura se esconde ese ápice de debilidad que lo
convierte en humano, del cual es sobradamente consciente. Sus intervenciones,
en un texto donde los diálogos tienen un especial peso y potencia, no dan
puntadas sin hilo.
“–¡Pero a ver si acabáis de una vez con esta
historia del tabaco! A los fumadores les hace daño, eso es evidente. Pero, a
vuestro juicio, la polución del aire no importa, la contaminación eléctrica no
importa, el uranio empobrecido es beneficioso para la salud, las chimeneas no
hacen daño, Chernobil ha mejorado la agricultura, los peces con uranio o lo que
sea son más alimenticios, la dioxina es un reconstituyente, las vacas locas, la
fiebre aftosa, los alimentos transgénicos, la globalización os permitirán vivir
como Dios, lo único que hace daño y mata a millones de personas es el humo que
respiran los fumadores pasivos. ¿Sabes cuál será el lema de los próximos años?
Haceos una raya de coca, así no contaminaréis el medio ambiente”.
El
estilo empleado por Camilleri es muy directo. La acción es espolvoreada en
rápidas sacudidas que hacen de la lectura un ejercicio vertiginoso y adictivo.
No se encuentran excesivos alardes literarios, descripciones superlativas o monólogos
abrumadores. Y si un escritor no necesita hacerse notar por el envoltorio, es
porque la historia atesora por si sólo los mimbres necesarios para ser
atractiva. Por su parte, la fina capa de
ironía tampoco merece ser forzada, en una patente muestra de identidad.
En
resumen, El Olor De La Noche es una atrevida y personal revisión a los
clásicos policiacos, desde la sabiduría que otorga la experiencia y la
tranquilidad que da el no tener que demostrar nada a nadie y escribir desde las
entrañas, cómo y de lo que a uno verdaderamente le viene en gana. Le sucederán más
y merecidas lecturas .
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Ficha Técnica:
Título: El Olor De La Noche.
Autor: Andrea Camilleri.
Páginas: 224.
Editado por: Salamandra.
Año de publicación: 2001.
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Ficha Técnica:
Título: El Olor De La Noche.
Autor: Andrea Camilleri.
Páginas: 224.
Editado por: Salamandra.
Año de publicación: 2001.
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