16 de abril de 2016

El Olor De La Noche - Andrea Camilleri

Entre estafadores de poca monta, mujeres al borde de un ataque de nervios y policías que sólo obedecen a la ley que les dictamina su propio ego, se desenvuelve una marabunta de aventuras y desventuras protagonizadas por el célebre Comisario Montalbano. En la sexta tentativa de esta inagotable saga, Andrea Camilleri ofrece una obra liviana en cuanto a formas, con un ritmo trepidante que derrocha una mezcla de acción, humor y giros inesperados. El Olor De La Noche se sirve del género policíaco como vehículo para dar una visión del mundo genuina, donde fuera de los clichés convencionales, el falso cinismo y lo políticamente correcto, reside la implacable y, a veces, dolorosa verdad.


Para hablar de Andrea Camilleri es inevitable hacerlo también del Comisario Montalbano –nombre escogido en homenaje a su extinto amigo Manuel Vázquez Montalbán–, protagonista de una serie de más de veinte obras, la cual salió a la luz a mediados de los años noventa y que aún hoy se sigue reproduciendo a ritmo de más de un título por año. A pesar de confesar que el peso del personaje llegó a extenuarlo hasta el punto de querer asesinarlo, el propio autor ha revelado en entrevistas que la obra final está escrita desde hace una década y que verá la luz cuando al siciliano, de más de noventa años, no le queden más fuerzas para seguir desempolvando la pluma. La saga ha derivado en un éxito sin precedentes que ha situado al italiano en top ventas de su país, llevando a Montalbano a la pequeña pantalla en uno de los mayores éxitos de audiencia de la historia de la televisión pública italiana.

Pero no sólo de Montalbano vive Camilleri, quien además ha firmado otra treintena de obras que suelen enclavarse en torno a su Sicilia natal, por las que discurren altas dosis de costumbrismo, crónica e ironía, entre las despuntan La Temporada De Caza (1992), La Concesión Del Teléfono (1998) o La Muerte De Amalia Sacerdote (2008). Un detalle que sorprende al revisar la bibliografía del autor, es la explosión creativa que registró alcanzada la senectud, concentrando en ella la inmensa mayoría de su bibliografía. De hecho, de haber mantenido ese endiablado ritmo de publicación durante toda su carrera, estaríamos ante el autor más prolífico de todos los tiempos. Destaca también su dilatada carrera como guionista, director de teatro y televisión, así como su compromiso social y político desde posiciones marcadamente de izquierda.

Así pues, El Olor De La Noche nos sitúa entre las localidades sicilianas de Vigàta y Montelusa, donde ha saltado por los aires la clásica estafa piramidal. Un grupo de personas invierte una cierta cantidad y en pocos meses reciben jugosos intereses con el dinero procedente de nuevos inversores, repitiendo este proceso de forma sucesiva hasta que el cabecilla, Giulio Cosentino, decide huir con el dinero y los pánfilos clientes que soñaban con fortunas provenientes de la nada se dan de bruces con la amarga realidad. El círculo del negocio lo cierran tres empleados, entre los que discurren mortales rencillas y pasiones que sobrepasan con creces la barrera de lo demencial. El objeto de la investigación parece claro: descubrir si Cosentino ha tenido éxito en su intento de huida o si bien un cliente poco amistoso lo ha mandado al otro barrio.

Aunque no recae el peso de la investigación sobre él, en un arrebato de simple curiosidad y sana diversión, el Comisario Montalbano decide involucrarse en el caso por su cuenta y dejar así en evidencia la nulidad y la testarudez de los investigadores principales, quienes apuestan por la indispensable colaboración de la mafia. Entre tanto, el lector descubre la singularidad del carácter del comisario mediante su incontrolable arrojo, su determinación frente a la mediocridad de su entorno laboral y su brillante clarividencia ante la estupidez social.
 “–Coño. Todo por culpa de la televisión –dijo Montalbano.
–¿Qué pinta aquí la televisión?
–Pinta mucho. No hay telediario que no te bombardee con la Bolsa, el Nasdaq, el Dow Jones, el Mibtel, la Pollatel... La gente se impresiona, no entiende ni torta, sabe que se corren riesgos pero que se puede ganar, y se arroja en brazos del primer estafador que pasa: deja que yo también participe en el juego, déjame participar. .. En fin, ¿qué idea te has formado?

Aunque la trama principal se centre en la búsqueda de Cosentino, Camilleri deja espacio para que su personaje estrella se desenvuelva en otras facetas, enlazando estas con las entregas precedentes de la saga. Salvo Montalbano muestra un apetito desmedido y un gusto exquisito por la cocina tradicional, se deshace por aparentar que es más que nadie y le hierve la sangre ante el más mínimo signo de poder quedar en evidencia. En el apartado sentimental, aparentemente se muestra como un tipo frío y distante a su pareja, pero tras la armadura se esconde ese ápice de debilidad que lo convierte en humano, del cual es sobradamente consciente. Sus intervenciones, en un texto donde los diálogos tienen un especial peso y potencia, no dan puntadas sin hilo.
–¡Pero a ver si acabáis de una vez con esta historia del tabaco! A los fumadores les hace daño, eso es evidente. Pero, a vuestro juicio, la polución del aire no importa, la contaminación eléctrica no importa, el uranio empobrecido es beneficioso para la salud, las chimeneas no hacen daño, Chernobil ha mejorado la agricultura, los peces con uranio o lo que sea son más alimenticios, la dioxina es un reconstituyente, las vacas locas, la fiebre aftosa, los alimentos transgénicos, la globalización os permitirán vivir como Dios, lo único que hace daño y mata a millones de personas es el humo que respiran los fumadores pasivos. ¿Sabes cuál será el lema de los próximos años? Haceos una raya de coca, así no contaminaréis el medio ambiente”.

El estilo empleado por Camilleri es muy directo. La acción es espolvoreada en rápidas sacudidas que hacen de la lectura un ejercicio vertiginoso y adictivo. No se encuentran excesivos alardes literarios, descripciones superlativas o monólogos abrumadores. Y si un escritor no necesita hacerse notar por el envoltorio, es porque la historia atesora por si sólo los mimbres necesarios para ser atractiva.  Por su parte, la fina capa de ironía tampoco merece ser forzada, en una patente muestra de identidad.


En resumen, El Olor De La Noche es una atrevida y personal revisión a los clásicos policiacos, desde la sabiduría que otorga la experiencia y la tranquilidad que da el no tener que demostrar nada a nadie y escribir desde las entrañas, cómo y de lo que a uno verdaderamente le viene en gana. Le sucederán más y merecidas lecturas.



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Ficha Técnica:
Título: El Olor De La Noche.
Autor: Andrea Camilleri.
Páginas: 224.
Editado por: Salamandra.
Año de publicación: 2001.
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