Sobre
la mesa donde solía trabajar, encontraron la foto de Albert partida por la
mitad entre tachones y fórmulas inteligibles. Pobre muchacho, musitó el viejo profesor
al enterarse del terrible desenlace. Aún recordaba cuando, años atrás, tuvo la
inocente ocurrencia de compararlo públicamente con el mismísimo Einstein.
Admiro mucho a las personas que son capaces de contar una historia en pocas palabras y líneas (¡con lo que a mí me cuesta!). Este en concreto me ha dejado pensando...
ResponderEliminar¡Saludos!
PD: gracias por agregar mi blog a tus recomendados *-*
Muchas gracias R. por tus amables comentarios. Para mí la dificultad está en combinar las palabras con el silencio y que esas partes que omites sean suficientes para complementar una historia, cerrada y coherente en la cabeza de cada uno.
EliminarUn placer tenerte aquí en los blogs recomendados. Nos leemos.