No
logró rozarla sin apenas deformar su curvatura. Tampoco pudo arrancársela para que
echara a volar lejos. Sabía que no era posible explotarla sin que el jabón empapase
la cara de su prisionera. Cuando se armó de valor e intentó que estallara, la pompa
lo repelió lanzándolo varios metros hacia atrás. Claudicó mascullando que la burbuja
que la envuelve sólo teme a la aguja que contiene.
¡Sencillamente hermoso!
ResponderEliminarMuchas gracias por leer y comentar, Steylan. Saludos.
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