Tan
cerca que atraviesa la piel sin dejar herida. Tan lejos que se olvida entre los
recuerdos. Se sumerge tranquila en mares de sangre, rastrea con emoción la
tierra que albergó batallas perdidas y aspira el viento desconocido que le da
la vida. Suaves olas mecen la fragata hacia islas desiertas en las que clavar
su bandera y deleitarse con la fauna salvaje. Mientras tanto, el sol, que
parece no agotarse nunca, baña la supuesta inmensidad.
Al cernirse la tormenta, se hunde la frágil embarcación y el
miedo se apodera de la conquista. Encuentra refugios temporales en inhóspitos recovecos
que albergan tesoros. La oscuridad y el silencio comparten espacio en cofres
abandonados. Abrir o sellar; gritar o callar; saber o ignorar; huir o permanecer;
saltar o caer. La disyuntiva pesa, la respuesta vuela y los recovecos se cierran.
Y otra vez, tan cerca y a la vez tan lejos.
Precioso!
ResponderEliminarMuchas gracias. Encantado!
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