12 de septiembre de 2018

Cuba No Es Fácil


Llegué a Cuba en busca de lo desconocido, ansioso por dejarme atrapar por su incertidumbre perenne y su virginidad natural. Después de veinte días, he vuelto cargado de experiencias paradójicas, piezas de un puzle incompleto que no tienen la más mínima preocupación por encajar entre sí. Conforman estas un paisaje salvaje a la par que difuminado del cual he desistido comprender. Ni tan siquiera el guajiro más sabio se atreve a otra cosa que no sea maravillarse con este milagro hecho isla.

28 de enero de 2018

El Club de los 27


Se agotaba mi tiempo. Estaba cerca de alcanzar el punto crítico, de perder el último tren, de convertirme en el novio plantado frente al altar o la mujer a la que se le pasa el arroz. Tenía veintisiete años y acababa de darme de bruces con una realidad devastadora: mi existencia no había brindado ni una mísera contribución destacable a la humanidad. Es más, se podría afirmar que mi persona era totalmente prescindible, fruto de esa extraña convención de dejar vivir sin pedir nada a cambio.

4 de enero de 2018

País de Piel Fina

Fruto de la serena observación y la exhaustiva investigación, he detectado una desconocida enfermedad de la cual me veo en la obligación de alertar. He de confesar que carezco de cualquier tipo de formación en medicina, ni falta que hace. Basta con no ser aliado de la ceguera, estar corroído por la hipocresía o rendido a la necedad cotidiana para darse cuenta del diagnóstico categórico. Cabría preguntarse por qué no hemos oído hablar de ella, quién ha escondido las certeras evidencias o derivado los síntomas hacia otros trastornos contemporáneos que, si bien existen, han conseguido agravar los daños de la enfermedad hasta convertirlos en devastadores e irreversibles. Sorprendentemente, esta plaga está especialmente arraigada en España. No estoy hablando de la impuntualidad, la predisposición genética por la corrupción, la veneración a símbolos religiosos y/o fascistas o el hablar a voces sin tener la más remota idea. Me refiero a una patología mucho más general, la vorágine que destruirá este país y a todos sus individuos. Hablo de tener la piel fina.

Todo comenzó en un restaurante de bien, en el transcurso de una cena con gente de la intelectualidad patria. Entre otros, allí se daba cita el dispensador de viagra de Vargas Llosa, uno de los negros de Pérez-Reverte, el chapero predilecto de Sánchez Dragó, el callista de Pedro Almodóvar, el camello de confianza de don Jaime de Marichalar y el mismísimo Rey del Pollo Frito, Ramoncín. Después de mantener una vibrante conversación sobre los beneficios que tenía para el sistema circulatorio miccionar haciendo el pino, se inició una encarnizada discusión en torno a la receta original del gazpacho andaluz. Aunque no debiera admitir dudas, el personal comenzó a desvariar con la composición del brebaje y a recurrir a rincones  inmundos de la red para granjear a sus argumentos cierto atisbo de autoridad. Mientras tanto, los más avispados del grupo guardábamos las sobras de la cena en bolsas de plástico. El conocimiento teórico y práctico del hambre determina la verdadera valía del intelectual. El debate gastronómico estaba al borde de hacerme perder los nervios cuando el mismísimo Ramoncín se atrevió a despreciar la sutil aportación del pimiento verde. Aunque uno se distingue por mantener la compostura ante cualquier situación, no tuve más remedio que reprender su desfachatez con un elegante y respetuoso “Eres un puto ignorante. El pimiento es al gazpacho lo que tus discos a un contenedor de basura”. Un silencio tenso congeló el ambiente y el decadente actor, escritor, cantante y parásito -en orden creciente de ocupación- se marchó del lugar soltando un bufido airado.

1 de septiembre de 2017

La Entrañable Moda De Ser Subnormal

El mundo avanza veloz, como una estrella fugaz hacia su propia destrucción con la que deleitarse de su precioso rastro de luz. Ese ritmo endiablado, del cual como integrantes ocasionales también estamos impregnados, no da lugar a una objetiva, calmada y necesaria reflexión del mismo. Asumimos procesos intrínsecos que aceleran la devastación, nos vanagloriamos de los mismos y en algún caso los encarnamos consciente o inconscientemente. En los últimos tiempos uno de ellos se está arraigando con fuerza: el ser profundamente subnormal. Entrañable, eso sí.

7 de noviembre de 2016

Odas a Simba: Buen Perro, Mejor Persona

Esta entrada es un poco especial. Se trata de una tripleta de composiciones acuñadas como odas, pero lo cierto es que no siguen ningún patrón poético ortodoxo. Los tres versan sobre un buen amigo mío que hace poco nos dejó, Simba, un animal muy humano con el que tuve la suerte de compartir una breve parte de nuestras existencias. La primera fue compuesta en el momento en que nos separamos tras acogerlo unos meses, la segunda cuando fui a visitarlo unos meses después y la última sobre su reciente muerte. El lenguaje y las expresiones son muy espontáneas y poco formales, pero rebosantes de emoción y sinceridad.

Amigo, eres tan especial que "tienes la extraordinaria habilidad de ser el único ser capaz de inundarme el lagrimal". Estés donde estés, no te olvido, "que la tierra o el aire te sea leve". Gracias por tanto con tan poco.

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Oda de la despedida


Simba, ya te has ido
dejándonos el corazón vacío.

Nunca conviví con un perro,
disculpa si te miré con recelo.
Te acogimos triste y maltratao,
ahora eres un grana pasao.

Dormías dieciséis horas al día
y despierto le dabas a la lejía.
Aunque me diera asco recogerlas,
compartías sin pudor tus grandezas.
Te encantaba morder el mando a distancia,
encender la tele para ver alguna extravagancia.

Discutíamos sobre filosofía y política
me acusabas de ser un superficial podemita.
Después, hablábamos de tonterías,
descubrí que detestabas las estrías.

Te echaremos en falta buen amigo,
aunque dicen que con tu padre me hice un abrigo.
Simba, aunque eres buena gente, ¡a fregar!
no te me conviertas en un personaje vulgar.

28 de octubre de 2016

Colaboración con Tinta de Verano Fanzine

Es un placer para mí anunciar que he colaborado en el último número de la revista Tinta de Verano Fanzine, una de las publicaciones más alternativas y surrealistas de la provincia de Alicante, capitaneada por el artista Carolus Maximus. En su cuarto número, un monográfico dedicado a las modas, la publicación recoge ilustraciones de increíble factura e infinita originalidad, así como diversos textos, entre los que se incluye un refinado ensayo, de extrema delicadeza y respetuoso calado, titulado La Entrañable Moda De Ser Subnormal, firmado por un servidor.

La publicación se puede conseguir en algunos de los locales más distinguidos y, a la vez, andrajosos de la ciudad. Para celebrarlo, el sábado 29 de octubre se organiza una fiesta en el Jendrix donde se podrá pillar la revista, piscolabis y bebercio. Animarse y pillarse la revista, no os arrepentiréis. Con cariño.


17 de octubre de 2016

Pompas De Jabón

Del jabón diluido en agua nacen pompas que aspiran a echar a volar. Encierran bocanadas recónditas que la brisa ajena mece con misteriosa intención. La delicadeza del primer soplo establece la fragilidad de su envoltura. Su carácter translúcido atrae las miradas de propios y extraños, mientras que sobre ella se derrite una amalgama de colores que el ojo capta a su antojo. Suspendida en el aire, la pompa se aleja y por sí misma constata su fugacidad.

La tensión interna, la presión de las corrientes o un manotazo de realidad hace que lo inevitable acontezca. Mas nadie puede hacer nada por ella, su insignificante carga en el aire se disipa. Y la película jabonosa, junto con sus tonalidades caprichosas y su efímera fragilidad, calará para, en algún momento, secarse.

15 de octubre de 2016

Apocalipsis Bárbaro

Aunque intuido y, tal vez necesario, el Apocalipsis me pilló desprevenido. No me asombraron los montones de cadáveres apilados sobre el suelo, las llamas que arrasaban los edificios y el mobiliario urbano, ni el insoportable hedor a azufre que desprendían las calles. Lo verdaderamente desconcertante era comprobar cómo el mal se había perpetuado tras la hecatombe.


Puentes, museos y auditorios de diseños estrafalarios y discutibles justificaciones, que en el pasado se resquebrajaban, ahora se levantaban desafiantes. Los restos de vida superviviente, una legión infinita de cucarachas, guardianes de la fe, directores de eléctricas y petroleras, campechanos cazadores de elefantes y mangantes de traje y corbata, rendían pleitesía a su adalid, la extinta alcaldesa de la ciudad. Apoltronada a un vetusto sillón que desafiaba las leyes de la mecánica, la señora de cabello bañado en laca e innato collar de perlas rabiaba de felicidad. No sólo disfrutaba de su conocida afición al calor, sino que había convertido su sueño en realidad: convertirse en Lucifer. 

Presentado para Tomo y Lomo de Carne Cruda.

14 de octubre de 2016

Colaboración con Athalía La Lía Magazine

Ha sido para mí un honor colaborar en el primer número de la revista digital Athalía La Lía Magazine, una idea dirigida y producida por la propia Athalía, Clara R. Sierra. En dicha iniciativa se han reunido un sinfín de escritores, blogers, propios y extraños en torno a la literatura. Podéis encontrar reseñas, artículos de opinión, relatos, poesía, entrevistas, artículos de música, arte y ocio.

Un servidor ha colaborado con el relato inédito Te Odio, que además cuenta con una ilustración de mi amiga Alba Brotons. El relato aparece en la página 51, la publ. Espero que les guste y lean el resto de la publicación. Espero que el proyecto tenga la continuidad y la difusión que merece. Aquí abajo les adjunto la revista.


"Te odio. Odio todas y cada una de las características físicas y psíquicas que componen tu persona. Odio tu nombre, tus apellidos y la fecha en que naciste. Odio tu rutina, tu trabajo, tus aficiones, tu ciudad y la gente que la habita. Odio a tu familia, a tus vecinos, a tus amigos y, también, a tus enemigos. Odio no ser capaz de desprenderme de ellos. Odio no poder huir de ti. Te odio. [...]"

19 de septiembre de 2016

Al Otro Lado


El lápiz con el que ella, cada mañana, se la dibujaba había desaparecido. Con una tranquilidad impropia de una niña que aún vestía babi de colores, Lucía lo rebuscó entre los juguetes que se amontonaban sobre el suelo, debajo de la cama y, por último, entre las prendas con aroma a suavizante fresco que colgaban en el armario. No había rastro del carboncillo deseado. Repentinamente, al otro lado de la pared un golpe seco cortó el silencio. Su madre emitió un grito, al que le sucedió un gimoteo amargo que encontró respuesta en un gruñido desalmado. Lucía no podía pintar sobre su piel a su paloma protectora. A diferencia de cada mañana, tendría que aprender a sorber la rabia y el miedo sola.